Ordóñez: otra maniobra del santismo en Colombia
Natalia Moreno.
Miembro de Polo Joven y Polo de rosa
El pasado 27 de noviembre quedó expresa la voluntad del santismo con la reelección del procurador Alejandro Ordóñez. Ni Santos ni la Unidad Nacional iban a dejar al azar uno de los cargos más importantes de la estructura del poder. El máximo órgano del Ministerio Público cuenta con autonomía administrativa (750 funcionarios en total a su cargo), financiera y presupuestal ($460.000 millones de pesos anuales)[1] y, como lo establece la Ley 262 de 2000, ejerce sus funciones bajo la dirección del Procurador General de la Nación.
En el Congreso, el Polo votó en blanco, como mensaje de dignidad que, en palabras de su presidenta, “representará las miles de voces que en el país se han levantado en contra de otros cuatro años de Ordóñez en la Procuraduría”. Quienes simpatizan con él, justifican la antidemocrática elección del procurador alegando que se le da participación en la terna a las tres ramas del poder público, pero en el fondo, Ordóñez fue elegido por aquellos a quienes investiga y por quienes fueron favorecidos con su nada despreciable bolsa burocrática.
Ya se advertían desde enero las intenciones de Ordóñez de ser reelegido, y fue el 6 de febrero cuando este manifestó públicamente su intención y le solicitó al presidente Santos su apoyo. Pero crecía el repudio. La Corte Suprema de Justicia mantenía un rechazo radical hacia las posiciones del Procurador, pues tras investigarlo por su fallo a favor del exministro Sabas Pretelt en el proceso de la yidispolítica, no parecía simpatizar con la idea de reelegirlo. Por la misma época nació el movimiento “PROCURA”, que aunque no expresó abiertamente su rechazo a Ordóñez, sí invitaba a la población a ejercer presión para consolidar un escenario de elecciones justas. En marzo se fundó otro movimiento (“Sí al procurador”) que, por el contrario, lo apoyaba. Finalmente, a mitad de año, el panorama comenzó a tornarse favorable para la reelección, pues en julio, Santos prometió en una reunión con la bancada de la Unidad Nacional, que el Partido Conservador tendría la Procuraduría General de la Nación y el Partido Liberal, la Defensoría del Pueblo.
La Corte Suprema, de manera extraña, supero las diferencias con Ordóñez, anunció que este era su candidato a terna, pues “Ordóñez es cercano a los dos magistrados santandereanos, que vienen del Tribunal Superior de San Gil (Ruth Marina Díaz y Luis Guillermo Salazar), y por su ideología conservadora tiene la simpatía de otros como Fernando Castro, Francisco Javier Ricaurte y Leonidas Bustos”[2]. El Consejo de Estado, tras una previa convocatoria pública, la cual desplazó las aspiraciones de cooptación de Ordóñez al enterarse que debía cumplir este requisito[3], escogió a Orlando Gallo como su terna, un completo desconoció y quien sin dudas tampoco tenía el perfil para competir con el Candidato Procurador.
“La decisión de ternar a Ordóñez […] ha sido bienvenida por varios congresistas. Por ejemplo […] el presidente del Partido Conservador, Efraín Cepeda, salió a apoyar a Ordóñez; Roy Barreras, presidente del Congreso, saludó la decisión y dijo que ‘todo el país’ reconoce la buena gestión del Procurador; Armando Benedetti dijo que ‘Ordóñez está más que elegido’, posición que comparten Antonio Correa del PIN y Carlos Fernando Motoa de Cambio Radical”[4], postura asumida también por el Partido Liberal en cabeza de su presidente Simón Gaviria. Las declaraciones de los voceros de los partidos de la Unidad Nacional no dejan dudas sobre la idea de que el candidato preferido por Santos era Ordoñez.
Santos debió inventarse un “falso positivo” para completar la terna de uno, que “ya estaba cantada y sólo [fue] protocolizada por el Senado el 27 de noviembre”[5] . Es así como el 31 de octubre, anuncia a su “candidata”, la magistrada del Consejo Superior de la Judicatura, María Mercedes López, perteneciente al Partido Conservador y que cumplía con la cuota de mujeres. Fue un engaño. “Santos jugó ‘con astucia’ una de sus nuevas cartas políticas. ‘No asumió el peso político de ternar a Ordóñez y al final hizo otro falso positivo, un falso positivo ternal, pues prácticamente solo [estuvo] ternado el actual procurador”[6]. La maniobra resultó aún más evidente con la imprevista renuncia de Mercedes López horas antes de la votación, renuncia ignorada por el Senado argumentando que era “inane”, y procedió a votar una terna de dos personas. La aplanadora santista que reeligió a Ordóñez con 80 votos, avaló todas las irregularidades que se presentaron antes y durante la elección, demostrando que la Unidad Nacional, lejos de luchar contra la corrupción, echan mano de métodos antidemocráticos y de prácticas contrarias a la transparencia política y legal que tanto promulgan con tal de atornillarse en el poder.
La reelección del procurador es un acto completamente ilegítimo, no solo en lo jurídico, sino también en el campo político, social e institucional. Qué este tipo de concepciones provengan de los partidos que gobiernan a Colombia no son más que otra muestra de la corrupción que invade la política, que, en palabras de Aurelio Suárez, “cada vez se sofistica más: ahora clasifican los impedimentos por género como un truco porque o sino no hubiera habido quórum para votar”[7].
El POLO no piensa aplaudir la maniobra de Santos. Tanta falsía muestra su verdadera naturaleza. Su política de cooptación sobre la base del engaño al pueblo es contraria a la política democrática y soberana que necesita Colombia para su desarrollo y prosperidad.